Injertos óseos
Son técnicas que se utilizan para reconstruir el hueso de los maxilares perdido por diferentes causas, como un traumatismo, una infección, una extracción dentaria o simplemente por una deficiente anatomía. Se necesitan para poder recuperar el volumen y la anatomía ósea adecuada para poder colocar implantes y/o prótesis dentales o para una estética normal. Hay tres tipos de fundamentales de injertos: los del propio paciente (autoinjerto) que son los más predecibles y seguros; los de donante humano o animal con muy poca capacidad regenerativa dado que no tienen células óseas ni vitalidad y los artificiales que son fundamentalmente calcio y que su principal indicación es la estética.
El auto injerto es una técnica que recoge hueso de una zona donante del propio paciente y se transplanta en el mismo momento a la zona deficitaria donde al implantarlo se une y regenera el hueso perdido devolviéndolo a su situación ideal para posteriormente por ejemplo poder insertar los implantes dentales y que estos cicatricen en el propio hueso del paciente. La zona donante cicatrizará sin repercursiones posteriores.