Las enfermedades más comunes de la cavidad oral, las caries y la enfermedad de las encías, son entidades provocadas por microbios que habitan o colonizan en nuestras bocas y que se refugian en áreas entre los dientes o de las mucosas y la lengua de difícil acceso. Cuando estos microbios superan las capacidades higiénicas y/o defensivas del paciente entonces aparecen estas patologías que son muy mutilantes, pérdida de piezas dentarias, del hueso de los maxilares y las encías, pero también afectan a nuestra salud general a distancia, corazón, pulmones, cerebro, riñón, tubo digestivo, articulaciones, ojos, etc.

Además la boca es un medio de relación personal importantísimo, lo que condiciona nuestras relaciones en el trabajo o en la pareja o con las otras personas; pensemos en lo desagradable que resulta hablar con alguien que le huele el aliento, causado por estas bacterias, o con unas encías inflamadas o con ausencias dentarias. Da una muy mala imagen de la persona y el rechazo de los que nos rodean. Todo esto es tratable pero sobre todo prevenible y para que esto sea así se debe implementar un programa de mantenimiento periódico ajustado a las necesidades de cada persona según sus circunstancias personales que le hacen más o menos susceptibles a estas enfermedades. Pero también y no menos importante en estas visitas es realizar una revisión de prevención de cáncer oral o de otras patologías y como médico, darle una orientación en cuestiones de su salud general.

Una vez realizado cualquier procedimiento restaurador, sea un simple empaste o un implante, el éxito a largo plazo depende de su mantenimiento y para ello nuestras higienistas están entrenadas para ayudarle a conservar su salud oral y general.