La toxina botulínica, más conocida como bótox, es una sustancia capaz de producir una parálisis temporal en el músculo en el que se aplica. Gracias a esta característica, se ha convertido en una herramienta ampliamente utilizada en medicina, especialmente en el campo neurológico y, con gran popularidad, en el ámbito estético. En tratamientos estéticos, el bótox es especialmente conocido por su capacidad para reducir las «arrugas de expresión», como las del entrecejo y las patas de gallo, ayudando a suavizar la apariencia del rostro al inhibir la contracción muscular. Además, se ha comprobado su eficacia en casos de bruxismo, ya que ayuda a reducir la hiperplasia y las contracturas en los músculos masticatorios, proporcionando alivio y reduciendo el desgaste dental.

El procedimiento es prácticamente indoloro y se lleva a cabo mediante la infiltración de pequeñas dosis de la toxina con agujas extrafinas en los músculos específicos que se desean relajar. Este proceso permite que los efectos del bótox perduren durante varios meses, brindando un resultado natural y progresivo que puede mantenerse con aplicaciones periódicas.

Es importante tener en cuenta que, para su aplicación, se requiere que el profesional esté titulado en Medicina y Cirugía y cuente con un permiso específico. En nuestra clínica, cumplimos con estos requisitos desde el 2011, asegurando a nuestros pacientes un tratamiento seguro y efectivo realizado por manos expertas y autorizadas.